De donde vengo

Child of the Universe, Josephine Wall

Desde niña tuve la firme creencia de que la magia existía. Desde mis primeros años de edad tuve la fantasía de que si uno deseaba algo firmemente, esto podía ocurrir.
Recuerdo que siempre quise saber de donde veníamos y que había en las estrellas y más allá.
Por eso de niña soñaba con ser astrónoma y/o arqueóloga –claro que siempre dije que tendría chofer, pues no quería aprender a manejar-. Como nací en una familia que se declaraba atea, me crié en medio de una visión más liberal que el común de los chilenos.

Luego en el colegio, me desvié hacia el lado científico, y al salir rumbo a la universidad opté por seguir una carrera muy científica. Pero me arrepentí pronto y busqué algo que hacer que no me disgustara. Y llegué a diseño.

Pasaron unos pocos años ahí y me di cuenta que mi vida cojeaba fuerte. Un instinto feroz me hizo parar los estudios y dedicarme a vivir y a aprender de los ritmos de la vida. Como existe la sincronicidad, justo entonces surgió la posibilidad de irme a trabajar a un taller artesanal a la V región.
Y allá partí.
En Los Molles vi por primera vez en mi vida campos floridos mecidos por el viento. Por primera vez vi nacer potrillos, corderos y cabritos. Disfruté del canto del agua tras las lluvias y aprendí a no temer el viento y a las arañas.
En esos mismos años fue que llegaron a mis manos los primeros libros de tarot y astrología, que fueron derrumbando una a una las certezas científicas de la vida.
Y siguieron llegando libros, y conocimiento, y crisis existenciales… y personas especiales que me brindaron la ayuda precisa para no perder mi norte.
Fueron años ricos, plenos, con crisis y todo, pues por fin sentí que estaba encontrando el camino propio.

Luego al regresar a la universidad, las vueltas de la vida y mis ganas de saber de donde venimos, me llevaron a juntar mi amor por los hilos con la curiosidad por nuestro pasado. Empecé a trabajar en museos en investigación de tradiciones y tejidos.
Fue un lindo trabajo que me permitió entender sobre las huellas de nuestro pasado.
Nunca dejé de lado el estudio de lo que fuera que cayera en mis manos que tuviera que ver con el crecimiento personal, la intuición… cualquier cosa que me confirmara mi firme sospecha de que somos más de lo que creemos.

Muchos libros pasaron por mis manos. Aprendí a leer el tarot, a hacer cartas astrales, leer las manos, leer las runas. Leí y practiqué las enseñanzas de Don Juan, leí a Riane Eisler, y tantos otros. El Kybalión y manuales de chamanismo también se me cruzaron. Practiqué judo y conocí mi cuerpo en el ejercicio de un arte marcial. Y cada cosa que aprendía me iba abriendo la percepción y confirmando la intuición de que hay más, mucho más de lo que vemos y sentimos a diario.
Un libro que me marcó profundamente fue “El reencantamiento del mundo” –de Morris Berman-, al que llegué por accidente, pues un profesor me había sugerido leer otro libro de un autor de nombre similar. En él encontré claves potentísimas y que me hacían un profundo sentido en mi interior.

Cuando me subí a Internet pude tener acceso a muchas más cosas, y leí ávida sobre todo lo que encontré. Siempre buscando, buscando… cómo hacer para confirmar mi sospecha de que había mucho más por descubrir.

Si es por definir esa inquietud persistente, era como un hambre de saber, una ansiedad por recuperar algo que alguna vez supe y manejé. Una nostalgia infinita de una armonía maravillosa y perfecta que en algún tiempo perdido experimenté. Un intento desesperado de recordar un conocimiento que adivinaba oculto entre las profundidades de mi ser.
Mirando florecer una azucena me preguntaba cómo hacer para aprehender esa magia que la vida derrama a chorros. Viendo nacer un gatito trataba de entender dónde estaba el secreto de la vida.

Cuando por fin me enamoré ocurrió un nivel de comunicación con mi amorcito que era casi desquiciante. Y de nuevo quise saber en forma desesperada cómo podía ocurrir eso.

Casi 20 años pasaron en esta búsqueda… y de tanto buscar, por fin encontré.
Un día de invierno me topé con las técnicas de sanación de un gringo clarividente. Fui paciente primero. Pero lo que sentí me hizo desplegar bruscamente mis antenas y radares, pues olfateé que había llegado a algo grande.
Y así empecé a tomar los cursos de desarrollo personal de Harold Moskovitz. Tuve la certeza, desde la primera clase a la que asistí, de que por fin había encontrado lo que buscaba. Había llegado por fin a puerto.

Van ya casi 3 años desde mi primer contacto con la claridad. He hecho todos los cursos que él ha dictado en Chile, y tomaré los que vengan.
Mi vida ha cambiado en 180º precisos. He confirmado una tras una mis sospechas, intuiciones, percepciones, recuerdos vagos.

goddessAhora veo –sí, veo- la vida desde una perspectiva tan, pero tan distinta. Siempre supe que había explicaciones claras y precisas de por qué tenemos presentimientos, por qué adivinamos al amigo que está mal y corremos a llamarlo. Por qué adivinamos al amante que vuela a vernos… por qué sabemos que ocurre algo feo a alguien que amamos.
Siempre supe que había una manera distinta de comunicarnos, más allá de las letras. Sabía que se podía, que había quienes lo hacían a menudo.
Sospechaba que el secreto estaba vivo en muchas personas y culturas… y tras casi 20 años había llegado por fin a encontrarme con quien iba a darme las explicaciones tan anheladas y buscadas.

Ahora sé del aura y de los chakras, de todo nuestro cuerpo energético, de cómo limpiarlo en mí y otras personas. Aprendí de la magia de la comunicación que tenemos adormecida. Aprendí sobre la cantidad de habilidades naturales que tenemos dormidas.
A lo largo de estos cortos 2 años y fracción he descubierto la certeza. La maravilla de saber que tengo las respuestas a la mano, o de saber dónde y cómo buscar.
Por fin logré estar en paz con la palabra que odiaba escribir y pronunciar: Dios. Si bien intuía mucho sobre esa presencia/conciencia –sobre todo en lugares de naturaleza plena y viva- mi lengua se negaba a moverse para pronunciarla.
Hoy contesto serena cuando me preguntan si creo en Dios: no, no creo. Tengo la certeza de su existencia. Percibo y reconozco a la divinidad en todo –aunque me cueste a veces-. Percibo y aprehendo esa conciencia máxima que es la razón última de todo. No. No creo en Dios. Tengo la certeza de que ES.
Y no hay nada más lejano de Dios que esa imagen de ser castigador de algunas religiones.

En mi presente, opté por dejar casi totalmente de lado mi profesión universitaria. Ahora me dedico a hacer sanaciones, a leer el aura y leo el tarot. Claro que ahora mi forma de leerlo ha cambiado mucho, pues más bien leo el aura y casi no uso las cartas.
En mi consulta presencio a diario la maravilla del cambio que se produce cuando alguien que anda buscando recibe el mensaje preciso. Cuando una limpieza de su cuerpo energético produce un alivio feroz.
Ver el proceso de despertar de una persona, ver como van descubriendo sus potencialidades olvidadas es una fiesta. Ayudar a alguien a recuperar su salud, cuando vuelve a creer en su capacidad de autosanarse es un regalo. Y es una oportunidad para mí de ir sanando lo que aún me falta.

Estoy sanando, me estoy limpiando. A veces retrocedo. Otras veces duele tocar capas profundas de mi ser. Hay días en que los descubrimientos son jubilosos. Hay noches en que la calma me inunda.
La conexión con la vida a veces me embarga, o me emociona, o me colma… me encandila.
La tristeza de ver a aquellos que no quieren despertar me agobia, sobre todo si son cercanos. Pero he entendido que no todos quieren ser más… aunque me duela el alma, nada puedo hacer.

Hoy estoy exactamente donde quería estar. En el camino que quise recorrer siempre… hasta donde alcanza mi memoria de esta vida.
Mi tozudez de siempre ahora me parece tan lógica y salvadora. Mi instinto feroz me suena tan vital y necesario; tan lúcido.

Es mi predilección el repartir algo de lo que aprendido. Por eso tengo mi consulta, atiendo gente, ayudo a quienes conozco. Y lo cuento en éste, mi hogar virtual.

10 comentarios

  1. Leer sobre ti es para mi abrumador, saber que existe gente como tú, que busca incansable e insaciablemente algo más grande que esto que vemos, olemos y percibimos es casi esperanzador para mi.
    Felicidades por el éxito, hayar sentido a esta rutina: la vida, que con todas sus bellezas y dolencias, se que esconde mucho más y tus ojos ya lo han descubierto.

    Solange

  2. Brujita:
    Hay brujita brujita, hasta tu lamar me produce espanto, te cuento…en pocas palabras(porque se no necesito muchas con tu persona) necesito conocer el dia y la hora en que podamos conocernos.Te necesito y me confunde saber que lo se…
    Se que no es parte del azar llegar a tu pagina y entiendo tu vida de manera ineludible, mas asi como aun no entiendo la mia, se que tengo una mision y necesito de ti para descubrirla y no volver a desviarme de ese camino tan real que se existe. Se que vamos a vernos un dia y se que talvez seras mi mentora de la vida. quiero que me conozcas y quiero contarte mi vida completa..asi sin mentiras sin prejuicios,y siento que este encuentro vendra por si solo mas tarde que temprano, y si, soy una persona diciplinada,tal vez al igual que tu… y tambien se que luego de esto explorare tu pagina talvez cada dia hasta encontrarte. Solo quiero qu spas qu al igual qu tu al leer esto, sinto sa hambre y sed de saber que ese «presentimiento», no es solo parte de mi imaginación…
    Nos vemos en stgo.

  3. Hola, lei tu publicacion y me parece marabilloso todo lo que hiciste, derrepente las personas nos limitamos a seguir nuestras corazonadas por temor a perder lo que ya tenemos. De un tiempo hasta ahora yo siento tambien una gran inquietud dentro de mi, me cuestiono muchas cosa, ahora siempre he sido muy instuitiva, no se si es suerte o algo mas, pero lo que mas me atormente es sentir que no estoy sola, recuerdo que cuando niña me desperte en el patio hablando con alguien, y no era sonambula, en una oportunidad me desdoble, y recorri mi casa y me vi durmiendo….yo no se si ahora me estoy enloquesiendo derrepente me volteo y pasan cosa, siento que hay alguien o algo y no lo veo….no se si es producto de mi imaginacion o en realidad estoy viviendo algo…en este campo hay muchas personas que juegan y embaucan por eso mi reselo, tu publicacion me dio la comfianza de materializar lo que me pasa y bien si es patologico ver a un especialista…

    1. No es patólogico… si eres de santiago, ven a verme.
      Sólo eres una persona sensible que necesita guía para hacer uso de esa sensibilidad extra.

  4. Hola, mi hijo tiene 2 años pero cuando empezo a caminar se vivia cayendo siempre andaba con chichones en la frente pero nos dimos cuenta que lo empujaban, mi mama un dia dijo: andate duende maricon deja al niño tranquilo, y mi hijo estuvo como 2 semanas bien y luego empezo de nuevo a caerse pero no le hice mucho caso pero ahora se asusta el otro dia jugando con mi hija del medio de 10 años miro a un lado y salio corriendo muy asustado y mi hija no vio nada… a veces tambien se le ve hablando con alguien pero luego se asusta, no se q hacer,sera un duende???? aparte de el tengo 2 hijas una de 17 y 10, espero pueda orientarme

    1. Si, es un duende molestoso, hay que echarlo para que no vuelva más.
      Basta con hacerlo con firmeza y determinación.

  5. Hola,

    Lo que tu fuiste aprendiendo a travez de los años es básicamente conocimiento con el que yo nací, a mi nadie me enseño a leer las cartas (cualquier tipo), ver el aura, hacer sanaciones o leer las manos, me gustaría contactarme contigo por un problema específico, ya que tienes mas conocimiento teorico que yo.

    Saludos, mi mail va adjunto con el comentario, te ruego me contactes por ese medio.

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