Un día de primero de noviembre, gracias a mis seminarios de textiles, aterricé junto a una colega en la añosa ciudad de Lima. Era el día de los muertos, por lo que las ansiedades de los limeños andaban un
Un día de primero de noviembre, gracias a mis seminarios de textiles, aterricé junto a una colega en la añosa ciudad de Lima. Era el día de los muertos, por lo que las ansiedades de los limeños andaban un