Mi abuela Meche…
Tuve poco contacto con ella en vida, vivía en Los Andes, nosotros en Santiago, y mi madre renegaba mucho de sus orígenes campesinos.
En vida nunca hablé con ella de algo que me llamara la atención, la veía con el mismo desdén de mi madre.
Ella murió el año del terremoto del 85, en Maipú, en nuestra casa, pasó todo ese último año con nosotros, y entonces tampoco me abrí a conocerla.
Días antes de morir, dijo que quería volver a su casa…
Ella era una componedora de huesos muy reconocida en su zona, y me sanó varios esguinces de pie. Y los hombros rígidos de mi madre.
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Ya pasados los años, y en medio de terapias varias, en especial en meditaciones con Luna, ella empezó a aparecer, y a retarme, porque no me daba cuenta cuánto heredé de ella.
Y bueno… ella claramente era sanadora… y como estuve en su útero, mis huesos reconocen las terapias que me los ordenan (quiropraxia y oesteopatía), las necesito!
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Por estos días también he recordado cómo criaba pollos, palomas, patos, y obviamente los mataba para comer… la recordé en su artesa en el patio, con el ave ya en sus manos, y les hablaba, les agradecía. Les conversaba todo el tiempo, al alimentarlos, al encerrarlos.. también le hablaba a sus plantas, a su huerta, a su maravilloso parrón gigante, que daba unas uvas deliciosas que no he vuelto a comer.
Ella le hablaba a todo… y ahora me doy cuenta cuán sensible y conectada era…
Y cuánto heredé de ella, y por qué me es tan natural hablar con todo ser.
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Y bueno, ahora hablo con ella… y le doy las gracias por tanto que me legó 🙏🏾
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