El 13 de febrero de esta año empecé con un dulce desafío: 100 días felices.
Se trataba de publicar una foto diaria, durante 100 días -y sin saltarse alguno- en la que se reflejara algo que nos hizo felices en el día. Es un desafío que circula por internet hace meses, y que llegó a mí por una amiga.
Empecé confiada en que iba a poder completarlo, a pesar de que en la web oficial dicen que el 71% no logra la meta. Ya venía de un ejercicio de autobservación fuerte, así que sentí que sería un buen complemento a todo lo que trabajo en mí por estos meses.
Se embarcaron unos cuantos amigos en la tarea.
Fue un bello ejercicio de autobservación y de disfrute diario. Doy fe que todo lo que decía en la web de los 100 días felices, ocurre, se vive.
«La gente que ha completado satisfactoriamente el desafío han expresado que:
– Comienzan a notar que los hace felices cada día;
– Están en un mejor modo cada día;
– Comenzaron a recibir cumplidos de otras personas;
– Se dan cuenta cuán suertudos son de tener la vida que tienen;
– Se han vuelto más optimistas;
– Se han enamorado durante el desafío.»
A la mitad del desafío ya se hizo costumbre descubrir los momentos felices del día, y escoger uno de ellos para publicar una foto. El cambio en la capacidad de disfrute es notable y se sotiene en las semanas siguientes.
Mis amistades que lo completaron aprendieron a disfrutar más de la vida, al igual que yo. Terminé el desafío el 23 de mayo.