Aquello que desconocemos o negamos en nosotros mismos, lentamente se convierte en una suerte de ‘demonio’ que nos controla. Una manera de reconocer eso que resistimos y ocultamos, es observar en un otro aquello que más nos incomoda y molesta. Lo que suprimimos y negamos en nosotros, lo proyectamos en el otro: nuestra culpa, enojo, celos, rabia.
Entonces, busca aquello que más detestas en el otro, y reconócelo dentro tuyo, y abrázate a tí mismo con esa emoción.
Namasté!
El espejo