Han pasado cinco años y un poco más desde que tuve mi primer contacto con una sanación energética. Un par de meses menos desde que tomé el primer curso para aprender a hacerlas… y casi 2 años desde mi último curso formal de desarrollo espiritual.
Creo que ha llegado el tiempo de contar en qué se han convertido las sanaciones en mi vida.
Años atrás entendía que el aura era emitida por el cuerpo, pero esa percepción ha cambiado radicalmente. Actualmente veo que lo primero es la conciencia, y luego el cuerpo físico, por lo tanto son el aura y los chakras quienes dan la apariencia física y el estado de salud o enfermedad. Son el aura y los chakras quienes dan origen a nuestro cuerpo, tal cual lo conocemos.
En esta sociedad occidental que vivimos nos enseñaron que las personas “equilibradas” son aquellas que no sienten rabia, miedo, tristeza, envidia, etc. Pero todos sentimos emociones, positivas y negativas. Y esta costumbre de no expresar nuestras emociones hace que las vayamos almacenando concienzudamente en nuestra aura y chakras.
Si nos enseñaron que las personas débiles son las que lloran, nos guardaremos la tristeza. Si nos enseñaron que es mal visto ser rabioso, nos guardaremos la rabia. Si de niños nos trataron como cobardes, nos guardaremos el miedo.
A esta costumbre se suma la recomendación tan conocida de hacerle caso a la cabeza y no al corazón.
Con tanta instrucción social, no nos queda otra que almacenar y guardar dedicadamente toda emoción que no nos atrevimos a expresar en su momento. Esto implica que es nuestra costumbre llegar a adultos con nuestra aura repleta de emociones acumuladas durante toda nuestra vida.
También me gusta explicar que el aura y chakras son el motor del cuerpo, son las cañerías, los cables, los aparatos que lo mueven, lo hacen funcionar. Obviamente que si están sucios y tapados, no andaremos bien en el día a día.
En otros escritos he explicado que si uno acumula cierta emoción en cierto chakra, va derecho a desarrollar una enfermedad precisa. Las emociones acumuladas por años provocan que las células de nuestro cuerpo empiecen a crecer chuecas, deformes, como un árbol prisionero entre rocas o rejas, que crece retorcido.
Afortunadamente para nosotros, nuestro maravilloso cuerpo físico tiene una tendencia natural hacia la salud plena, así que si buscamos la forma de limpiarnos de esas emociones acumuladas, podremos sanar de cualquier enfermedad, sea física o emocional.
Las personas que nos hemos entrenado en usar nuestras capacidades síquicas naturales hemos aprendido a ver y distinguir qué emociones tiene una persona en su aura y chakras. Entonces, a un diabético, el trabajo de sanación consistirá en limpiarle toda el aura, y especialmente el 3º chakra, de la tristeza y rabia acumulada. A un hombre con cáncer de próstata, el trabajó será limpiar la culpa que inunda el 1º chakra. Y así…
Actualmente hay muchos sistemas y técnicas de sanación, yo me quedé con la técnica que aprendí, porque es muy sencilla y sistematizada, pero he ido fluyendo con la práctica, y siempre me dejo guiar por el espíritu superior de la persona. Para alguien que ve desde fuera, es un simple aleteo de manos, con la intención profunda de sacar las emociones, y luego rellenar los espacios vacíos con energía universal.
Además de limpiar cuidadosa y dedicadamente el sistema energético de las personas, he aprendido a sugerir a los pacientes maneras sencillas de involucrarse en el proceso de limpieza de su sistema. Cosas tan simples como aprovechar la ducha diaria y pedirle al agua que nos limpie de las causas de nuestras enfermedades, mientras se visualiza cómo se van esas emociones por el desagüe de la tina. Otra técnica muy sencilla para desahogar emociones añejas es escribir y quemar lo que uno se guardó.
Estos pequeños trucos, sumados a unas pocas sanaciones formales, producen que la persona descubre por sí misma la cantidad de mugre acumulada en toda su vida.
Y es aquí cuando ocurre la maravilla, el milagro de la sanación. Aquella persona que estaba enferma, desgastada, agotada, desilusionada de la vida… de repente toma conciencia plena de que es libre de dejar ir todas esas emociones, todo ese peso que le doblega la espalda, las rodillas, todas esas culpas que le corroen el corazón.
Este momento es de una maravillosa y mágica fugacidad, ocurre en una fracción de segundo. De repente el aura se ilumina de golpe y en un estallido de luz deja ir, suelta, libera las emociones almacenadas.
Y esa limpieza, esa toma de conciencia profunda, permite que el cuerpo vuelva a su estado natural, a la salud plena.
A veces el proceso toma varias sesiones, a veces basta una sesión. También hay personas que eligen no soltar, pero son las menos.
Para mí, ese momento fugaz, de universalidad plena, de magia pura, cuando la persona literalmente se ilumina por dentro, es la recompensa, es mi premio.
Cada vez que lo veo, me emociono profundamente de ver a otro ser humano más en un hermoso despertar. En cada ocasión, me maravillo de la sencillez, de la simplicidad del proceso.
Así mismo, en cada ocasión recuerdo que esto que ahora vivo, es lo que siempre quise para mí, lo que siempre soñé experimentar: la magia de ver y poder mover la energía, con el fin de mejorar este pedacito de mundo en el que vivo.
¡Namasté!
buenísimo articulo. estoy en total acuerdo de que la limpieza de los chakras produce curaciones y renueva la energia y el deseo de vivir.Poco a poco estoy experimentándolo y disfrutandolo acompañandolo con meditacion.Saluditos
Que lindo articulo. Me gustaria ir a hacerme una sanacion, pero no vivo en Santiago, sino que vivo en el sur :(.
Gracias por tus palabras!
Y recuerda que puedo hacerte sanación a distancia 🙂